El arrecife más importante de América deja la lista de peligro del Patrimonio Mundial de la Unesco

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Durante más de una década, el turismo y la sobrepesca pusieron en peligro uno de los más importantes tesoros de biodiversidad marina de la región

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Esta llamada de atención disparó las alarmas de la comunidad, de las organizaciones internacionales. Una campaña que ha dado sus frutos nueve años después. Este martes en Bahrein, el Comité del Patrimonio Mundial ha decidido retirar este sistema de arrecifes de la lista de sitios en peligro después de las medidas de salvaguardia adoptadas por el país, en particular, la introducción de una moratoria sobre la exploración petrolera en toda la zona marítima de Belice y la protección de los manglares.

Sistema de reservas de la barrera de arrecifes de Belice 

 "Este logro beneficiará a todo el sistema de arrecifes de Mesoamérica [compuesto por México, Belice, Guatemala y Honduras]. La vida marina está interconectada, cualquier cosa que ocurra en México, en Belice o en Guatemala tiene un impacto en todo el sistema", dice Nadia Bood, oficial de cambio climático de WWF Mesoamérica. Con esta moratoria, este país caribeño se une a los dos países, Francia y Costa Rica, que tienen alguna regulación para contener la exploración de petróleo en áreas naturales protegidas.
 
Desde la costa, la línea de choque del arrecife anuncia el patrimonio mundial que se esconde bajo sus aguas. En las profundidades, una metrópoli de vida submarina está llena de colores, movimientos y formas. Colonias de corales, peces, morenas, medusas y diferentes tipos de tortugas se abren paso a través de las corrientes del Atlántico. Un tesoro a salvo, al menos por ahora, del acoso de los desarrollos inmobiliarios en la costa y de las actividades petroleras.
 
La promulgación de esta prohibición no estuvo exenta de controversia. Ante la necesidad de proteger el sistema de arrecifes, hubo voces que priorizaron el desarrollo económico de este país centroamericano. "Belice no es un país rico. Es natural que si creemos que tenemos este tipo de recursos [petroleros], esto puede resultar en un beneficio económico. Muchas naciones dudan en tomar este tipo de decisiones debido a las implicaciones económicas, pero para nosotros era mucho más importante proteger el sistema de arrecifes", explicó Patrick Faber, viceprimer ministro de Belice.
 
A pesar de este logro, continúan las amenazas contra el arrecife más importante de América. La inmensidad de los bancos de peces ha atraído a decenas de pescadores ilegales, mientras que la belleza de sus paisajes alienta la llegada de turistas que en su afán por alejarse a centímetros de las colonias de coral representan un riesgo para un ecosistema que depende del equilibrio para sobrevivir.
 
"La batalla no ha terminado, las amenazas siguen ahí, por ejemplo, la llegada de cruceros, la sobrepesca. Todavía es necesario proteger los manglares, que son parte del arrecife", dice la activista Kristin Marin, de 25 años. Las extensiones de estos árboles de agua salada, que funcionan como "nidos" de peces, moluscos y crustáceos, han ido perdiendo terreno frente al desarrollo de hoteles y residencias en las laderas de las lagunas del país. Hasta la fecha, la pérdida de manglares dentro del arrecife equivale a 6.500 campos de fútbol, según un estudio del WWF.
 
Con el desarrollo turístico, los consorcios hoteleros y las inversiones privadas llegaron para establecer resorts de lujo y mansiones con vistas a las paradisíacas costas caribeñas. Entre los inversores privados más famosos de Belice se encuentran el actor Leonardo DiCaprio y el director Francis Ford Coppola, ambos propietarios de exclusivos desarrollos hoteleros en el país. En contraste, cada vez hay menos gente local con una propiedad junto al mar, muchos de ellos optaron por vender sus tierras al mejor postor. En el interior destacan las coloridas casas, sobre palafitos, con ventanas y puertas abiertas ante un permanente clima de verano.

 El lujoso complejo turístico Francis Ford Coppola de Belice
 
Kurt Godfrey, pescador durante 40 años de la comunidad de Placencia, ha sido testigo de la transformación de la isla por la llegada de turistas y residentes extranjeros. Desde su embarcación, este hombre de 59 años contempla los manglares que se han plantado en las laderas de las residencias, como ejemplo de la búsqueda de un equilibrio entre el medio ambiente y el desarrollo inmobiliario de alto poder adquisitivo. Heredero de un legado pesquero iniciado por su abuelo, Godfrey explica, sin quitar las manos del timón de su barco, que el turismo y la pesca son los motores económicos de ese país. "Si quieres ser pescador, tienes que ir a la escuela de pescadores para aprender a proteger los mares como es el caso de Cuba", explica en voz baja y lenta.
 
Desde otra trinchera, Deidra Mahler, portavoz de la Asociación Ambientalista del Sur (SEA), enumera entre los riesgos que acechan al arrecife: el turismo y la llegada de especies invasoras y la pesca ilegal porque las áreas naturales protegidas son zonas muy lucrativas para la pesca "La gente va a pescar de noche pensando que no serán descubiertos. Ese sigue siendo nuestro reto y hemos hecho patrullas conjuntas con la guardia costera", dijo.


La UNESCO retira la barrera de coral de Belice de su lista de especies en peligro de extinción 


Esta organización co-administra el Parque Nacional de Laughing Bird Caye, una de las propiedades de la Unesco. Una isla de menos de una hectárea de longitud con un área para el turismo y la recreación y un área restringida de conservación natural. Cada año este lugar recibe hasta 9.000 personas, el 89% son turistas extranjeros y el resto son locales. Una proporción que ilustra el atractivo que este patrimonio mundial representa para los visitantes extranjeros y que explica por qué el turismo es una de las industrias más prósperas de Belice.
 
El sector del turismo genera casi un tercio del empleo del país con 48.000 plazas y representa casi el 40% del PIB del país. Sólo las actividades de buceo y snorkel generan más de 37 millones de dólares al año, según las cifras del WWF. En el municipio de San Pedro, al norte de Belice, operan un centenar de hoteles y tiendas de buceo que ofrecen actividades acuáticas y paseos en barco. Mientras tanto, los bares y restaurantes de reggae ofrecen bebidas y platos tropicales cuyos ingredientes esenciales provienen del mar.
 
La conservación de una de las maravillas naturales más importantes del planeta está sobre la mesa. Con la recuperación como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, Belice se enfrenta a un nuevo compromiso para salvaguardar el hogar del manatí de las Antillas, la tortuga verde, más de 500 tipos de peces y unas 1.400 especies de fauna marina. El tiempo aclarará si este Patrimonio Mundial de la Unesco puede definitivamente deshacerse de los peligros de la sobrepesca y del acoso a los turistas y a los desarrollos inmobiliarios en sus costas.